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Santa Marta, volada

  • Foto del escritor: Sofía M.
    Sofía M.
  • 16 may 2018
  • 5 Min. de lectura

Playas para visitar, el famoso Parque Tayrona y una ciudad atrapante pasada por fuertes ráfagas de viento y un clima bien agradable. Cuando vimos la promoción del avión que nos llevaría de Cali a Santa Marta en solo algunas horas dijimos que no podíamos tener tanta suerte como para evitar semejante viaje en bus por casi el mismo precio. Alerta spoiler: NO. El día del vuelo empezó mal de arranque cuando el Uber que nos llevaría al ÚNICO aeropuerto que tiene Cali se perdió en la city y temimos perder el vuelo. Momento de máxima tensión el del conductor anunciando que nos iba a dejar ahi mismito (en Pampa y la via) y que de ahi podíamos tomar otra unidad, faltando sólo 40 minutos para que despegue el vuelo. Mi negativa y determinación desesperante le hicieron entender que lo iba a tener que golpear si nos dejaba con todas nuestras cosas ahi. Se puso las pilas y encontró el maldito aeropuerto. Llegamos al aeropuerto con lo justo y como las aerolíneas manejan una gran gran mafia legal donde todos los derechos los tienen ellos y los otarios de los pasajeros que pagan sólo tienen dolores de cabeza, nos cambiaron de vuelo para una hora más tarde y encima nos pusieron separados. Como capricorniana y argentina que soy puse el grito en el cielo y moví hasta a la aeronáutica, quien me dijo después de mucho negociar con la gente de Avianca que lamentablemente los reglamentos los amparan a ellos y básicamente el usuario la come doblada. Nos dieron un sanguche y una coca en compensación y partimos hacia la conexión en Bogotá. Una vez en Bogotá y después de una espera de 3 horas, estaba todo listo para embarcar, hasta que nos hicieron volver sobre nuestros pasos a seguir esperando porque el avión tenia UN MAL OLOR. Durante las 2 horas de más que tuvimos que esperar, maldije a quien sea que se haya cagado/vomitado/meado/podrido en el maldito avión. Finalmente subimos al avión y una hora después llegabamos a Santa Marta. Feliz de que ese día agotador estaba por terminar, decidimos encarar para buscar las valijas. Como estoy meada por 60 jirafas o pagando algún karma, mi mochila vino sin funda, abierta y con mis cosas en la cinta. Y ahi arrancó la locomotora del sabor: el aeropuerto vacío, el único vuelo llegando a esas horas de la noche era el nuestro, el día había sido de lo mas nefasto donde todo lo que podía salir mal en la burocracia de un vuelo salió. Me enfurecí tanto que me quedé sorda. El encargado de la cinta del equipaje era tan incompetente, que ante mis gritos y preguntar por un encargado, me dijo que él era el encargado y que básicamente no podia hacer nada por mi. Por suerte quien nos ayudo en el momento de mi mayor furia (crei que me iba a dar algo) fue el organismo menos pensado: la policía. Los dos oficiales presenciaron toda la situación y se pusieron de nuestro lado ante la aeronáutica y la empresa. Perdimos casi 1 hora más en esta jodita y ya eran las 11 pm. Necesitabamos descansar asi que presentamos las quejas correspondientes y nos tomamos el único taxi que quedaba en el aeropuerto a esa hora hasta el hostel. Llegamos una media hora después y en el hostel nos esperaba Angélica, la dueña de Smile, una italiana super simpática, amable y servicial. Nos acomodó en la habitación y muy amablemente se puso a disposición. Estabamos muertos de hambre MAL asi que Angélica nos prestó las bicis del hostal para que vayamos a buscar algo para comer y así lo hicimos. A la vuelta nos pararon dos policías para advertirnos de andar en bicicletas a esa hora de la noche.

El hostel Smile es un lugar muy acogedor. Pagamos unos USD 24 por noche un apartamento con heladera, baño y cocina propia y el desayuno incluído en el precio. Uno de los destinos para visitar en Santa Marta es Taganga, un pueblo bien chiquito y precario con un océano increíble. Desde Santa Marta se puede llegar de ómnibus por 2700 COP cada. Para llegar a la parte más linda de la playa hay que cruzar una montaña (subir y bajar). La vista desde arriba es inmejorable y vale la pena. Una vez abajo, pasan cosas muy locas. Los restaurantes de playa ocupan las sombras de los árboles con sus sillas y reposeras, de modo que si pensabas hacerla de gasolerx estás jodidx: o te llevas sombrilla o pagas la sombra del maldito árbol. Recomendación: llevar cooler con bebidas y sanguchitos, en los restaurantes de playa todo es CA RI SI MO. La playa en sí no es muy atractiva. Está compuesta de arena, tierra y pequeñas piedritas de escombro en partes iguales. El mar es bello, pero es fresquito.




Otra playa famosa en Santa Marta es El Rodadero. Si bien no es la más linda, es la más concurrida por su extensa rambla y los edificios mas paquetos. La gente se baña aunque el mar no sea el más lindo y el atardecer sobre el puerto es bello. Otro imperdible: el Parque Natural Tayrona. Lo ideal es ir por un par de días, para poder conocer bien a fondo este paraíso. Nosotros fuimos en un tour que fue y volvió en el día. Nos cobraron 90000 COP (nos lo ofrecieron a 120000 al principio) a cada uno por el transporte terrestre y acuático para llegar al Tayrona con la entrada al Parque incluída. Recomendaciones: comprar el tour con un par de días de anticipación ya que los cupos son limitados para entrar al parque y si vas por tu cuenta, compra los tickets por internet con anticipación también. Una vez en el parque, mucho protector solar factor 50 mínimo, máscaras de snorkel y mucha pero mucha agua. Nos habíamos armado nuestra viandita y congelado nuestras botellas con agua, asi que no gastamos un peso más. En la playa encontrás sombra de árboles y es perfecto para echarse una siestita. El lugar es indescriptible. Es tan bello que mejor un par de fotos:







Próximo destino: Barranquilla, a pasar la semana santa lejos de las ciudades costeras más concurridas en este feriado. En resumen, Santa Marta es una ciudad atrapante. El viento es constante y ráfagas fuertísimas azotan la ciudad cada noche. Los imperdibles son la playa de Taganga, la playa El Rodadero y obvio, el Tayrona. Recomiendo una estadia de 4 o 5 noches en esta city tan bonita. Pros: la variedad de actividades, precios medios, las playas aledañas y sus vistas. Contras: que no haya Uber, los ómnibus de linea apreradisimos, la basura en la playa de Taganga.

 
 
 

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