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Lobitos, tierra de nadie, paz de muchos

  • Foto del escritor: Sofía M.
    Sofía M.
  • 28 ene 2018
  • 5 Min. de lectura

A tres horas de Piura, encontramos este pueblito tranquilo, demasiado tranquilo...

Lobitos es una ciudad meramente surfista. Ah! Y petrolífera. No la tenías a esa. El oceano es enorrrrrrme, al igual que los pilotes que extraen petróleo en el medio del mar. Ya en el camino se ven muchas máquinas extractoras y entre medio del pueblo también se encuentran de tanto en tanto. Cuando entramos al pueblo, nos abrió la puerta (literal) una señora militar. Según sabemos, este pueblo vio la guerra y los bombardeos petróleo de por medio. Mas alla de eso, el pueblo es muy precario. Solo 2 o 3 calles pavimentadas, el resto se reparte entre tierra, arena y ripio. No hay almacenes, mucho menos supermercados, hospitales o bares nocturnos. Solo un par de "bodegas" donde encontrás lo básico: aceite, galletitas, productos de limpieza, cerveza y gaseosas. Es una lotería encontrar frutas (dos veces a la semana viene un camioncito a repartir lo que tiene de frutas y verduras) y es meramente imposible conseguir queso. El aire acondicionado no existe y la playa está llena de perros Golden jugueteando con las olas (la mayoría de perros que se ven por ahi son de raza). El agua es oro en el desierto y en este lugar no es diferente. En cuanto a restaurantes, encontrás varios y los precios parten de los 10 soles. Calculamos un promedio de 15 soles por persona por comida. Caro para quien cuenta con poco presupuesto, pero en el hostel donde nos quedamos no está a disposición la cocina, asi que la única opción es salir a comer o quedarse y pedir en el restaurante, que por cierto fue el mejor lugar donde comimos y el más barato. Recomiendo el ceviche (picanton, eh!) y el arroz chaufa (arroz con pollo y verduras en salsa de soja). Daniel, el chef a cargo del restaurant, también nos deleitó con unas ricas hamburguesas de lenteja con plátano frito y chifles (chips de banana fritos y salados). Una cerveza (dato importantísimo) te sale entre 6 y 9 soles y una gaseosa entre 2 y 3. En cuanto al hostel, nos quedamos en La Casona, clásico del lugar, increible vista y buena onda. Pagamos habitación privada con baño ídem 80 soles la noche entre dos (40 cada uno). Agua caliente, ventilador y una ventana desde donde se veía el océano.  Para reservar, mejor por facebook, son re atentos. El hospedaje en general es barato, el tema es que se compensa para comer. La playa: cuidado con el sol. Como me es usual, termine colorada como sorete de vampiro al primer día de playa. El protector diria de 30 para arriba y hasta para salir a buscar provisiones -como no hicimos nosotros-. Sino estarás cubiertx de pies a cabeza al día siguiente. Las playas no están colmadas de gente y el agua es frrrrrriiiiiia. En el agua hay mayormente surfistas y algunxs corajudxs que se meten a barrenar olitas en la orilla. Gente de todo el mundo viene a estas playas a surfar y muchos fotógrafos vienen junto a hacerse un mango. En la playa no hay sombra, repito EN LA PLAYA NO HAY SOMBRA. Sombrillas tampoco, no te alquilan reposeras ni nada asi que OJO cuando sube la marea y se quiere robar las cosas!! Volvamos a La Casona. Como su nombre lo indica, es una casa enorme y es muy muy antigua. Hablando con Oscar, su dueño hoy dia, me enteré de la historia de este lugar fascinante. El me contó que hace muchos años atrás este lugar pertenecía a un inglés, CEO de la primera empresa extractora de petróleo, quien vivía con su familia. Él construyó todo con materiales traídos de Inglaterra. Con la dictadura, los militares expropiaron la casona y echaron al inglés y a toda su familia para ocuparla ellos. Con el fin de la dictadura y el acuerdo de paz con Ecuador, la casona quedó abandonada hasta que hace 6 años, en 2012, Oscar comenzó a hacerse cargo de la remodelación hasta convertirse en lo que hoy es La Casona de Lobitos, con la mejor vista disponible y la buena onda que los caracteriza. Dato de color: Oscar además de dirigir la casona tiene una fabrica de muebles, por lo que no le resultó nada difícil la remodelación, además de que los cerámicos, ventanales y pórticos son los originales de aquella casa contruida por el señor inglés 150 años atras. Historia loca: poco después de comenzar la remodelación de la casa, Oscar nos cuenta que mientras trabajaban en el pórtico un día, se acercó una señora muy mayor que no paro de llorar por un largo rato mientras miraba la casona. Al parecer la señora era la nieta de aquel señor inglés primer dueño de la casa y ella había pasado toda su infancia allí, y despues de 60 años retornaba a Peru, a encontrarse con su casa de la infancia...

Hicimos un breve tour por Talara cuando fuimos a sacar los boletos a Mancora -proximo destino-. Talara es la ciudad mas cercana a Lobitos, donde encontrás bancos, hospitales, farmacias, perfumerías, mercado, etc. Queda a una media hora de Lobitos.

Talara es salada. Los olores son indescriptibles. Tiene un mercado de frutas, ropa y demases que es muy barato, pero no nos detuvimos a comprar nada (venimos cargadiiiiisimos).

Una de las calles del centro esta repleta de peluquerías. Las dueñas del 90% de las peluquerías son mujeres trans y el 10% señoras mayores. En Talara la gente también maneja autos/motos/camionetas/camiones como si los corriera hulk zombie con hambre y hacen lo-que-quie-ren en la calle. Un ejemplo muy claro fue cuando el señor del transporte público que te lleva de Talara a Lobitos (una camioneta apta para llevar unos 10 pasajeros que esta hecha puré, no importa a cual te subas, son todas iguales) paró a cargar combustible en pleno recorrido con la camioneta LLENA y esperamos unos diez minutos hasta que el señor que estaba antes que nosotros se dignó a dejar de charlar con el acompañantre ABAJO DEL AUTO y se fue. HACEN LO QUE QUIEREN. Me sorprendí que no haya violencia física entre personas en las calles, pues mientras esperábamos, el conductor del transporte en el que íbamos no paró de tocar bocina e insultar al conductor demorado. La bocina es el elemento favorito de esta gente en un auto o moto o camión. Lo que mas me sorprendió (no es ni el olor, ni el caótico tráfico, ni la contaminación auditiva constante) fue la cantidad de BASURA que vimos al lado del (y en el) camino. Toneladas de basura putrefacta cercan la ciudad de Talara, lo que atrae parte de la fauna local: los urubus. Esos pajarracos parecidos a los cuervos que andan merodeando en la basura y la carne podrida. En el camino de vuelta hacia Lobitos se puede apreciar el desierto montañoso y su respectiva basura en las laderas y pies de las montañas. En el recorrido se pueden ver aproximadamente 5 basurales (hay solo 30 minutos de distancia) y basuralitos por doquier. Una verdadera lástima. En resumen, 8 dias en Lobitos fue un poco más de lo que el lugar merecía, se podría decir que con 5 dias alcanza y sobra para una buena experiencia si viajas de a dos y aunque sea uno de los dos surfa (no es mi caso). Es un destino agradable para quienes quieren buscan paz y relax TOTAL y obvio surfar unas buenas olas. Abajo, algunas postales sin filtro para el deleite ocular





En pocos días se viene el relato de Mancora!!

 
 
 

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